16/07/2025
Ante los grandes desafíos globales como el cambio climático, la degradación de los ecosistemas y el aumento de la población mundial se hace urgente avanzar hacia un modelo económico más sostenible. La transición verde se presenta como la hoja de ruta imprescindible para lograrlo, promoviendo un estilo de vida respetuoso con los límites del planeta. En este contexto, la Estrategia España 2050 destaca el papel clave de la biotecnología como motor de cambio, gracias a su capacidad para optimizar el uso de los recursos naturales, impulsar una producción más eficiente y sostenible, y mejorar la calidad de vida.
Conscientes del enorme potencial transformador de esta tecnología, desde AseBio y en colaboración con la Plataforma Biotech, hemos elaborado el documento “Biotecnología aplicada en la transición verde: Soluciones para una economía sostenible”. Este informe recoge las soluciones que nuestras empresas y entidades socias están desarrollando para facilitar la transición ecológica, analiza las áreas de actuación, su distribución geográfica, las barreras que enfrentan y las propuestas para avanzar hacia un futuro más sostenible.
587 soluciones focalizadas en identificar y adoptar nuevas formas de producción y consumo
El informe reúne las aportaciones de 66 empresas biotecnológicas y 20 entidades públicas y privadas, entre las que se encuentran centros de investigación, centros tecnológicos y fundaciones, que están desarrollando soluciones concretas para impulsar la transición verde en España. En su conjunto, estas 86 empresas y/o entidades impulsan 587 soluciones focalizadas en identificar y adoptar nuevas formas de producción y consumo que respeten el equilibrio del planeta, el principal desafío a la que se enfrenta la transición verde.
El documento identifica un total de 27 áreas de trabajo que se recogen en cuatro grandes grupos. De este modo, de las 587 soluciones referidas anteriormente, el 34% están dirigidas a la innovación alimentaria. Le siguen los bioprocesos (32%), la agricultura sostenible (18%) y el sector de los bioproductos (16%).
Entre las diferentes soluciones, un tercio de estas se dirigen principalmente a las áreas de salud y alimentación animal, seguridad alimentaria, alimentación funcional, fermentación o biocatálisis, y la detección de sustancias. En este sentido, las empresas y/o entidades socias que mayor diversidad reportan en las soluciones que están desarrollando son AINIA con presencia en 25 de las 27 áreas de actividad identificadas en el documento, seguida de Leitat (23 de 27) y Tecnalia y el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) (20 de 27).
El análisis geográfico revela una clara concentración de la actividad: el 50% de estas entidades se ubican en Madrid y Cataluña, consolidando a ambas regiones como los principales polos de innovación biotecnológica orientada a la sostenibilidad.
En cuanto al perfil de los actores involucrados, las pymes representan el 55% de las soluciones identificadas, reflejo tanto de su mayor número como de su dinamismo en este ámbito. Sin embargo, su especialización es alta: cada pyme trabaja, de media, en 5 a 6 de las 27 áreas temáticas definidas en el informe.
Por otro lado, los centros tecnológicos destacan por su enfoque transversal, ofreciendo soluciones en una media de 19,5 áreas de las 27 analizadas, lo que los posiciona como piezas clave en el desarrollo de tecnologías aplicadas a múltiples retos ambientales. Les siguen los centros de investigación, con presencia en una media de 11 áreas, subrayando su papel fundamental en la generación de conocimiento y transferencia tecnológica.
Estos datos reflejan un ecosistema diverso y complementario, donde la colaboración entre empresas y entidades científicas es esencial para acelerar una transición ecológica efectiva y sostenida.
El desarrollo de la biotecnología aplicada a la transición verde enfrenta importantes barreras regulatorias, financieras y estructurales
A nivel normativo, la falta de una regulación clara sobre nuevos alimentos y productos biotecnológicos, así como una normativa europea centrada en la peligrosidad más que en el riesgo, limita el acceso a herramientas clave para una agricultura sostenible y competitiva. Además, las trabas legales vinculadas al uso de subproductos y residuos dificultan la implantación de modelos circulares, mientras que la falta de coordinación administrativa y desconocimiento en los procesos de registro sanitario restringen el acceso al mercado. En paralelo, los instrumentos financieros actuales presentan serias limitaciones, especialmente para pymes, que enfrentan obstáculos tanto para acceder a fondos como para acometer inversiones en fases avanzadas del desarrollo tecnológico, más allá del capital semilla.
En el ámbito de la innovación, persisten carencias en infraestructuras de I+D, como la escasa disponibilidad de plantas piloto y restricciones en el uso prolongado de equipamiento subvencionado, lo que dificulta la transferencia tecnológica. A esto se suma la necesidad de integrar enfoques multidisciplinares para aprovechar la digitalización y la acumulación de datos en el ecosistema agroalimentario.
Por otro lado, la escasez de talento cualificado, agravada por la limitada oferta formativa en algunas regiones y la dificultad de atraer profesionales al entorno rural, representa un freno al despliegue de soluciones innovadoras.
Finalmente, la falta de concienciación y comprensión por parte de la sociedad sobre los beneficios de la biotecnología, junto con una percepción negativa de la innovación, impactan en las decisiones políticas y normativas, condicionando el avance hacia un modelo más sostenible.
Para avanzar de forma decidida hacia la transición verde, proponemos fomentar alianzas estratégicas entre empresas tecnológicas y el sector agrario, con el fin de acelerar la adopción de soluciones sostenibles. Creemos necesario adaptar los instrumentos financieros a las particularidades del entorno rural, reducir la carga burocrática que dificulta el acceso a ayudas, e impulsar el aprovechamiento de subproductos como recurso clave en la economía circular.
Asimismo, apostamos por facilitar el acceso a herramientas agrícolas regenerativas, promover tecnologías que integren lo digital con lo ecológico y reforzar las infraestructuras industriales mediante la creación de bioplantas y biorrefinerías, capaces de transformar residuos en nuevos productos de valor. Estas medidas son esenciales para lograr un sistema productivo más resiliente, competitivo y respetuoso con el medio ambiente.
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